Vida
El hecho de que las formas más básicas de vida
vegetal comenzaran a realizar la fotosíntesis fue
clave para la creación de condiciones que permitiesen el desarrollo de formas
de vida más complejas. El oxígeno resultante
del proceso se acumuló en la atmósfera y dio lugar a la capa de ozono.
La relación de simbiosis entre células pequeñas y otras mayores dio
lugar al desarrollo de células aún más complejas llamadas eucariotas. Las células se agruparon en
colonias y comenzaron a especializarse, dando lugar a auténticos organismos pluricelulares.
Gracias a la capa de ozono, que absorbe las radiaciones ultravioletas nocivas, la
vida colonizó la superficie de la Tierra.
Aunque no existe un consenso universal sobre la
definición de la vida, los científicos, por lo general, aceptan que la
manifestación biológica de la vida se caracteriza por los siguientes factores o
funciones: organización, metabolismo, crecimiento, adaptación, respuesta a estímulos y reproducción.
De manera más sencilla, podemos considerar la vida como el estado
característico de los organismos. Las propiedades comunes a los organismos
terrestres (plantas, animales, hongos, protistas, arqueas y bacterias)
son las siguientes: son celulares, tienen una organización compleja basada en
el agua y
el carbono,
tienen un metabolismo y capacidad para crecer, responder a estímulos y
reproducirse. Por ello, se considera que una entidad que reúna estas
propiedades está viva. Sin embargo, no todas las definiciones que hay sobre la
vida consideran esenciales todas estas propiedades.
La biosfera es
la parte de la capa más externa de la Tierra —que comprende el aire, la tierra,
las rocas superficiales y el agua dentro de la cual tiene lugar la vida, y en
donde, a su vez, se alteran o se transforman los procesos bióticos. Desde el
punto de vista geofísico, la biosfera es el sistema ecológico global que
integra a todos los seres vivos y sus relaciones, incluyendo su interacción con
los elementos de la litosfera (rocas), la hidrosfera (agua),
y la atmósfera (aire). Actualmente, se estima que la Tierra
contiene cerca de 75.000 millones de toneladas de biomasa (la
masa de la vida), que vive en diversos entornos dentro de la biosfera. Cerca de
nueve décimas partes de la biomasa total de la Tierra es vida vegetal, de la
que depende estrechamente la vida animal. Hasta la fecha, se han
identificado más de 2 millones de especies de plantas y animales, La cantidad
de especies individuales oscila constantemente: aparecen especies nuevas y
otras dejan de existir, en una base continua. En la actualidad, la cantidad
total de especies está experimentando un rápido descenso.
La diferencia entre la vida animal y la vegetal no
es tan tajante como pueda parecer, ya que hay algunos seres vivos que reúnen
características de ambas. Giuliana dividió a todos los seres vivos en plantas,
que por lo general no se mueven, y animales. En el sistema de Carlos Linneo,
éstos se convirtieron en los reinos Vegetabilia (más
tarde Plantae)
y Animalia.
Desde ese momento se vio que el reino Plantae, como estaba definido
originalmente, incluía varios grupos sin relación alguna, por lo que se eliminó
a los hongos y a varios grupos de algas para moverlos a
reinos nuevos, si bien a menudo se siguen considerando plantas en algunos
contextos. En la flora,
está comprendida a veces la vida bacteriana27 tanto
es así que ciertas clasificaciones utilizan los términos flora bacteriana y flora vegetal de manera
separada.
Una de las muchas formas de clasificar las plantas
es por floras regionales, que, dependiendo del propósito de estudio, pueden
incluir también a la flora fósil,
que son restos de vida vegetal de eras pasadas. Muchas personas de varias
regiones y países se enorgullecen de su flora característica, que varía
ampliamente a través del globo debido a las diferencias de climas y suelos. La flora regional
se suele dividir en subcategorías como la flora nativa y flora
agrícola y de jardín (éstas últimas son las que cultiva el hombre
intencionadamente). Algunas clases de “flora nativa”, en realidad han sido
introducidas hace siglos por emigrantes de una región o continente a otro, y
con el paso del tiempo se han convertido en parte de la flora nativa o natural
del lugar en el que se introdujeron. Éste es un ejemplo de cómo la acción
humana puede desdibujar el límite de lo que se considera naturaleza. Otra
categoría de plantas es la de las “malas hierbas”. Aunque el término ha perdido
uso entre los botánicos como manera de designar a las plantas
“inútiles”, su uso informal (para describir a las plantas que estorban y que se
deben eliminar) ilustra perfectamente la tendencia general de las personas y
las sociedades de pretender alterar el curso de la naturaleza. Del mismo modo,
los animales se suelen clasificar como domésticos, de
granja, salvajes, plagas, etc. según la relación que
tengan con la vida humana.
Los animales como categoría tienen varias
características que los diferencian de los otros seres vivos. Los animales son eucarióticos y
normalmente pluricelulares (véase Myxozoa,
sin embargo), lo que los distingue de las bacterias,
los archaea y
la mayor parte de los protistas. Son heterótrofos, y generalmente digieren la
comida en un órgano interno, lo que los diferencia de las plantas y las algas. También se
distinguen de la plantas, las algas y los hongos en que carecen de paredes
celulares. Con unas pocas excepciones, especialmente en las esponjas (Phylum
porifera), los animales tienen un organismo compuesto por varios tejidos, que comprenden músculos,
capaces de contraerse y controlar la locomoción, y un sistema
nervioso, que envía y procesa señales. En la mayoría de los casos,
tienen un aparato digestivo interno. Las células
eucariotas que tienen todos los animales están rodeadas por una matriz extracelular característica,
compuesta por colágeno y glicoproteínas elásticas.
Se puede calcificar para formar estructuras como conchas, huesos, y espículas, en
las que la célula se desplaza y reorganiza durante su desarrollo y maduración,
y que soportan la compleja anatomía necesaria para la locomoción.
Aunque, en la actualidad, los humanos componen sólo
la mitad del uno por ciento del total de la biomasa viva en la Tierra, que
estima el peso global en unos 60 kg de media.), la biomasa humana total es
el peso medio multiplicado por la población humana actual, de aproximadamente
6.500 millones de personas.
Hecho por Valentina Paez
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